Relato de Carmen Elena Villacorta
Querid@s mí@s:
A continuación iniciaré el pequeño relato de la travesía por Centroamérica que inicié ayer junto con mi padre y mi hermano. El viaje promete tanto que me inspira a compartirlo con ustedes, la gente maravillosa que, aunque viva lejos, siento siempre cerca de mi vida y de mi corazón. Gracias por estar leyéndome en sus monitores.
Ayer, sábado 6 de enero, los reyes me regalaron un tranquilo viaje Bogotá-Panamá. Aterricé en la ciudad del canal a las 4 de la tarde y acá mi padre y mi hermano (adentro de la nave plateada que nuestro progenitor había traído rodando desde San Salvador a mediados de diciembre) me esperaban en el aeropuerto. De modo que desde el principio las cosas han saliendo exactamente como las planeamos. Buen augurio.
Ya los tres Villacorta juntos, familia Viajera, buscamos la Avenida Tumbamuerto, la urbanización 2 Mares, el edificio Pacific Hill, en fin, la dirección de una buena amiga que nos está hospedando en un apartamento de lujo. En este momento les escribo desde el 12 piso de un condominio con tres piscinas, todas las comodidades y hospitalidad (computadora con internet incluida) y una vista espectacular de la ciudad.
A propósito, me tiene muy sorprendida la modernidad y belleza de la ciudad de Panamá: ordenada, limpia, rodeada de árboles, arquitectura homogénea salpicada de enormes edificios…
Nuestra primera salida fue anoche, al famoso Coast Way: una carretera impresionante y hermosamente adornada de palmeras, que desde el avión se ve como un hilito muy recto, construido sobre el mar. Une
el continente con algunas de las muchas islas que rodean este país, así que es una avenida ancha que tiene a lado y lado mar y más mar, bueno y, por supuesto, yates y ...
A continuación iniciaré el pequeño relato de la travesía por Centroamérica que inicié ayer junto con mi padre y mi hermano. El viaje promete tanto que me inspira a compartirlo con ustedes, la gente maravillosa que, aunque viva lejos, siento siempre cerca de mi vida y de mi corazón. Gracias por estar leyéndome en sus monitores.
Ayer, sábado 6 de enero, los reyes me regalaron un tranquilo viaje Bogotá-Panamá. Aterricé en la ciudad del canal a las 4 de la tarde y acá mi padre y mi hermano (adentro de la nave plateada que nuestro progenitor había traído rodando desde San Salvador a mediados de diciembre) me esperaban en el aeropuerto. De modo que desde el principio las cosas han saliendo exactamente como las planeamos. Buen augurio.
Ya los tres Villacorta juntos, familia Viajera, buscamos la Avenida Tumbamuerto, la urbanización 2 Mares, el edificio Pacific Hill, en fin, la dirección de una buena amiga que nos está hospedando en un apartamento de lujo. En este momento les escribo desde el 12 piso de un condominio con tres piscinas, todas las comodidades y hospitalidad (computadora con internet incluida) y una vista espectacular de la ciudad.
A propósito, me tiene muy sorprendida la modernidad y belleza de la ciudad de Panamá: ordenada, limpia, rodeada de árboles, arquitectura homogénea salpicada de enormes edificios…
Nuestra primera salida fue anoche, al famoso Coast Way: una carretera impresionante y hermosamente adornada de palmeras, que desde el avión se ve como un hilito muy recto, construido sobre el mar. Une
el continente con algunas de las muchas islas que rodean este país, así que es una avenida ancha que tiene a lado y lado mar y más mar, bueno y, por supuesto, yates y ...
(click para ver relato completo)
http://www.mediafire.com/view/?l7reqipnlt5ajt4
Foto: Mariposa en IquitosCortesía de Beatrice Velarde (www.beatricevelarde.com)
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